Revolución de Haití (1790-1804)
“Hermanos y amigos. Soy Toussaint Louverture; quizás el conocimiento de mi nombre haya llegado hasta vosotros. He iniciado la venganza de mi raza. Quiero que la libertad y la igualdad reinen en Santo Domingo. Trabajo para que existan. Uníos, hermanos, y luchad conmigo por la misma causa. Arrancad de raíz conmigo el árbol de la esclavitud. Vuestro muy humilde y muy obediente servidor, Toussaint Louverture, General de los ejércitos del rey, para el bien público”
Es una Revolución de caracter esclavista y aunque logró
convertir a Haití en un estado independiente, no posibilitó el tránsito al
sistema capitalista como la Revolució Francesa. En cambio la Revolución Haitiana ,
al abolir el sistema esclavista por via de la revolucionaria.
· Los grandes mulatos contra los grandes blancos.
· Los grandes blancos contra los pequeños blancos.
· Pequeños blancos contra esclavos negros.
Causas de la Revolución Haitiana
Las causas de esta Revolución fueron las siguientes:
· Las contradiciones internas del sistema esclavista.
· La abolición de los derechos feudales de la nobleza.
· Buscar la igualdad para todos.
· Un vivir mejor.
Etapas de la Revolución Haitiana
Primera etapa:
Las cimarronadas, consistió en un levantamiento de grupos de
esclavos que huían a las montañas como forma de defensa y luego, desde allí
realizaban ataques a la plantación.
Segunda etapa:
El levantamiento de mulatos, los cuales se enfrentaron a los
grandes blancos dos veces para lograr dos de los nacientes derechos tras la Revolución francesa: Igualdad y Libertad
Tercera etapa:
El levantamiento de esclavos, el cual fue un levantamiento de
los esclavos hacia los grandes blancos debido a que estos esclavos querian
obtener su libertad, esta sublebación consistia en la destruccionde los bienes
de los grandes blancos y hasta los mismos grandes mulatos.
Entre sus lideres principales estan:
· Toussaint Louverture
· Boukman
· Jean Francais Biasson
Consecuencias de la Revolución Haitiana
Esta Revolución trajo varias concecuencias tales como:
· La abolición de la esclavitud en 1789.
· La fundación del estado haitiano en 1804.
· Toussaint Louverture quedo al frente de Haití.
· Luchas plantaciones fueron asignadas a generales negros lo que
causo un gran descontento entre los antiguos esclavos.
Estas son de las mas importantes entre otras.
La Independencia de Haití supone entrar en guerra con
Francia, y con Napoleón. Jacobo Dessalines I se proclama emperador y su lugarteniente
será Toussaint. Es el primer Estado independiente y negro.
En 1801 Toussaint invade La Española y llega a Santo Domingo.
En 1802 entra en guerra con Francia, que ganará
gracias a las escasas fuerzas militares que Napoleón es capaz de enviar, a la
resistencia de los esclavos y a la fiebre amarilla, y proclamará la independencia.
Santo Domingo no pertenecía ni a Francia ni a España desde el Tratado de
Basilea de 1795, pero tenía un fuerte sentimiento antifrancés, y estaba
controlada, de hecho, por España. Pero en 1802 Santo Domingo decide hacer una
revuelta para poder conseguir sus propios derechos.
Los criollos de Haití emigrarán a Santo Domingo durante la revuelta de los
esclavos. La economía de Santo Domingo era más ganadera y de subsistencia que
la de Haití.
Una vez proclamada la independencia de Haití,
Jacobo I se propone invadir Santo Domingo, en 1805. La presencia de una flota francesa en las Antillas, por el bloqueo, fue interpretada como
un intento de invasión de Haití por los franceses, y los haitianos se retiraron
de Santo Domingo, que quedó bajo gobierno francés. En 1808 se agudizan las tensiones entre el
gobierno francés y la población dominicana, debido a la guerra con España y a la prohibición de comerciar con
Haití. Sánchez Ramirez,
en 1809, conspira desde Puerto Rico para expulsar a los franceses de la isla,
pero no proclamará la independencia sino la adhesión a España.
Haití, país ocupado (un artículo de Eduardo Galeano)
Consulte usted
cualquier enciclopedia. Pregunte cuál fue el primer país libre en América.
Recibirá
siempre la misma respuesta: los Estados Unidos. Pero los Estados Unidos
declararon su independencia cuando eran una nación con seiscientos cincuenta
mil esclavos, que siguieron siendo esclavos durante un siglo, y en su primera
Constitución establecieron que un negro equivalía a las tres quintas partes de
una persona.
Y
si a cualquier enciclopedia pregunta usted cuál fue el primer país que abolió
la esclavitud, recibirá siempre la misma respuesta: Inglaterra. Pero el primer
país que abolió la esclavitud no fue Inglaterra, sino Haití, que todavía sigue
expiando el pecado de su dignidad.
Los
negros esclavos de Haití habían derrotado al glorioso ejército de Napoleón
Bonaparte y Europa nunca perdonó esa humillación. Haití pagó a Francia, durante
un siglo y medio, una indemnización gigantesca, por ser culpable de su
libertad, pero ni eso alcanzó.
Aquella
insolencia negra sigue doliendo a los blancos amos del mundo. De
todo eso, sabemos poco o nada. Haití
es un país invisible.
Solo
cobró fama cuando el terremoto del año 2010 mató a más de doscientos mil
haitianos.
La
tragedia hizo que el país ocupara, fugazmente, el primer plano de los medios de
comunicación.
Haití no se conoce por el talento de sus artistas, magos de la chatarra capaces de convertir la basura en hermosura, ni por sus hazañas históricas en la guerra contra la esclavitud y la opresión colonial.
Haití no se conoce por el talento de sus artistas, magos de la chatarra capaces de convertir la basura en hermosura, ni por sus hazañas históricas en la guerra contra la esclavitud y la opresión colonial.
Vale
la pena repetirlo una vez más, para que los sordos escuchen: Haití fue el país
fundador de la independencia de América y el primero que derrotó la esclavitud
en el mundo.
Merece
mucho más que la notoriedad nacida de sus desgracias. Actualmente,
los ejércitos de varios países, incluyendo el mío, continúan ocupando Haití. ¿Cómo
se justifica esta invasión militar? Pues alegando que Haití pone en peligro la
seguridad internacional.
Todo
a lo largo del siglo diecinueve, el ejemplo de Haití constituyó una amenaza
para la seguridad de los países que continuaban practicando la esclavitud. Ya
lo había dicho Thomas Jefferson: de Haití provenía la peste de la rebelión. En
Carolina del Sur, por ejemplo, la ley permitía encarcelar a cualquier marinero
negro, mientras su barco estuviera en puerto, por el riesgo de que pudiera
contagiar la peste antiesclavista. Y en Brasil, esa peste se llamaba haitianismo.
Ya
en el siglo veinte, Haití fue invadido por los marines, por ser un país
inseguro para sus acreedores extranjeros. Los invasores empezaron por
apoderarse de las aduanas y entregaron el Banco Nacional al City Bank de Nueva
York. Y ya que estaban, se quedaron diecinueve años.
El
cruce de la frontera entre la República Dominicana y Haití se llama El mal
paso.
Quizás
el nombre es una señal de alarma: está usted entrando en el mundo negro, la
magia negra, la brujería… El vudú, la religión que los esclavos trajeron de
África y se nacionalizó en Haití, no merece llamarse religión. Desde el punto
de vista de los propietarios de la Civilización , el vudú es cosa de negros,
ignorancia, atraso, pura superstición. La Iglesia Católica ,
donde no faltan fieles capaces de vender uñas de los santos y plumas del
arcángel Gabriel, logró que esta superstición fuera oficialmente prohibida en
1845, 1860, 1896, 1915 y 1942, sin que el pueblo se diera por enterado.
Pero
desde hace ya algunos años, las sectas evangélicas se encargan de la guerra
contra la superstición en Haití. Esas sectas vienen de los Estados Unidos, un
país que no tiene piso 13 en sus edificios, ni fila 13 en sus aviones, habitado
por civilizados cristianos que creen que Dios hizo el mundo en una semana.
En
ese país, el predicador evangélico Pat Robertson explicó en la televisión el
terremoto del año 2010. Este pastor de almas reveló que los negros haitianos
habían conquistado la independencia de Francia a partir de una ceremonia vudú,
invocando la ayuda del Diablo desde lo hondo de la selva haitiana. El Diablo,
que les dio la libertad, envió al terremoto para pasarles la cuenta.
¿Hasta
cuándo seguirán los soldados extranjeros en Haití? Ellos llegaron para
estabilizar y ayudar, pero llevan siete años desayudando y desestabilizando a
este país que no los quiere.
La
ocupación militar de Haití está costando a las Naciones Unidas más de
ochocientos millones de dólares por año.
Si
las Naciones Unidas destinaran esos fondos a la cooperación técnica y la
solidaridad social, Haití podría recibir un buen impulso al desarrollo de su
energía creadora. Y así se salvaría de sus salvadores armados, que tienen
cierta tendencia a violar, matar y regalar enfermedades fatales.
Haití
no necesita que nadie venga a multiplicar sus calamidades. Tampoco necesita la
caridad de nadie. Como bien dice un antiguo proverbio africano, la mano que da
está siempre arriba de la mano que recibe.
Pero
Haití sí necesita solidaridad, médicos, escuelas, hospitales y una colaboración
verdadera que haga posible el renacimiento de su soberanía alimentaria,
asesinada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras
sociedades filantrópicas. Para
nosotros, latinoamericanos, esa solidaridad es un deber de gratitud: será la
mejor manera de decir gracias a esta pequeña gran nación que en 1804 nos abrió,
con su contagioso ejemplo, las puertas de la libertad.
(Este
artículo está dedicado a Guillermo Chifflet, que fue obligado a renunciar a la Cámara de Diputados del
Uruguay cuando votó contra el envío de soldados a Haití).
*Texto
leído ayer por el escritor uruguayo en la Biblioteca Nacional
en el marco de la mesa-debate «Haití y la respuesta latinoamericana», en la que
participaron, además, Camille Chalmers y Jorge Coscia (28/09/2011)