domingo, 17 de abril de 2011

La ciencia y el coyote

La Ciencia:

Llamamos ciencia al conjunto de las posibles explicaciones provisorias  que tratan de dar respuesta  todo lo que ocurre en el Universo.
Como ocurren distintas cosas en el Universo, podemos decir que existen varios tipos de ciencias. Algunas explicaran ciertas cosas mientras que otras darán respuesta a otros fenómenos.
Tal cual como lo vimos en la escuela primaria existen las ciencias sociales y naturales. Ambas van a estudiar los hechos que ocurren en el Universo pero son muy diferentes. Las ciencias sociales van a estudiar los hechos que tiene que ver con el hombre y su cultura.
Así es como en historia estudiamos lo que paso y en Cívica las normas que nos rigen como sociedad.
Mientras que las ciencias naturales buscan respuestas a los fenómenos que ocurren en la naturaleza. Por ejemplo que ocurre con los seres vivos, o porque explota una cosa o se mueven los vehículos.
            Ambas parecen estar separadas sin embargo están muy relacionadas. Esto ocurre porque los seres humanos modificamos nuestro entorno cuando desarrollamos cultura. O sea que sí construimos un edificio no sólo estamos haciendo cultura sino que también estamos modificando nuestra naturaleza.




¡¡¡Que viva el coyote!!! (fragmentos del texto de Eduardo Wolovelsky)


          

La enorme tela que cubre la entrada del túnel ferroviario está bien tensa. Ni una arruga se puede ver. Ese enorme lienzo es parte de una trampa muy bien pensada y el engaño debe ser perfecto. Mostrando una gran habilidad para el dibujo, el Coyote pinta sobre ella un camino con tanta precisión que es imposible darse cuenta que la verdadera ruta da un giro por la ladera de la montaña, esquivando varias vías del tren que hasta ese punto corren paralelas al camino. Es que el coyote es muy ingenioso y no deja nada al azar. No sólo ha creado la impresión de que el camino sigue derecho pasando a través de la montaña sino  que ha todo el paisaje a su alrededor para que nadie que venga por la ruta pueda darse cuenta del engaño.

Imagina como el Correcaminos, entusiasmado con su gran velocidad al correr, entra sin darse cuenta en el túnel y ¡zas!, se da contra el tren que viene en sentido contrario. Por fin piensa, podrá darse un suculento banquete gracias a su ingenio.
A lo lejos se escucha el conocido beep-beep del Correcaminos y se observa rápidamente como este se dirige directamente a la trampa que le ha tendido el Coyote. La tela se rasga y rompe al paso del Correcaminos. El Coyote saborea el éxito mientras espera expectante oír la bocina del tren que traerá a su presa lista para ser comida. Sin embargo, nada ocurre.
El gesto del coyote cambia. Se pregunta que falló. Se acerca a las vías y entra en el túnel tratando de averiguar que fue del Correcaminos. Sorpresivamente se oye la bocina del tren. Con cara de asombro, el Coyote ve cómo la locomotora se acerca.


Finalmente el tren le pasa por encima dejándolo maltrecho, pero no sin fuerzas, para idear nuevas e ingeniosas trampas. Poleas, cañones, yunques, cohetes, papel y lápiz (para trazar los planos y dibujar los ingenios que le permitirán cazar al Correcaminos) serán algunos de los infaltables elementos de los que se valdrá el Coyote. Aunque fracasará constantemente, jamás se dará por vencido.
 


Nunca renunciara a su creatividad, ni al duro trabajo de pensar nuevas estrategias. ¡Quien sabe! Tal vez el éxito llegue en el momento menos inesperado.

            La ciencia, en algunos aspectos se parece al Coyote. En el intento de explicar los fenómenos del universo se debe apostar a la creatividad y por el trabajo, a veces es apasionante, a veces tedioso: en el laboratorio, en la biblioteca, en otro planeta, en el observatorio, o en los más extraños parajes de nuestra Tierra.
            En los diarios o en la televisión se habla demasiadas veces de los milagros de la ciencia. Pero ésta es una forma equivocada de ver los logros científicos. Las teorías que nos permiten  explicar cómo es el universo, el origen de la vida o los conflictos de las sociedades humanas, los avances médicos y tecnológicos derivados de la investigación científica son el fruto de un duro y difícil trabajo, de fuertes debates, de apoyo a ideas que finalmente no conducen a ninguna parte y del rechazo de otras que luego de mucho tiempo son consideradas válidas. Parecido al duro trabajo del Coyote, a ese ir y venir de pensamientos, pruebas y fracasos con el que intenta dar caza al infatigable Correcaminos. Pero hay una importante diferencia: el dibujante nunca permitirá que el Coyote tenga éxito, mientras que en el trabajo del científico aquél se alcanza numerosas veces.
             En una época en que aún no se sabía que virus y bacterias eran las causas de gravísimas enfermedades humanas, cuando aún no existían guantes de cirugía ni mayores cuidados de higiene, el Dr. Semmelweis es nombrado ayudante de médico en el Hospital de Viena  donde atendía a mujeres que iban a dar a luz a sus hijos. Mucha de estas mujeres morían después de dar a luz.
            Los médicos y estudiantes además de atender partos enseñaban y aprendían realizando autopsias y disecciones sobre cadáveres.




En 1847 un doctor amigo de Semmelweis fallece luego de cortarse accidentalmente en una autopsia. Semmelweis se da cuenta que los síntomas de la enfermedad que mato a su amigo eran muy parecidos a los que tenía las mujeres que morían dando a luz. Supuso entonces que "algo" se transmitía de los cadáveres a las mujeres, al ser atendidas por los médicos en el momento del parto y a partir de ese instante obligo a los médicos y estudiantes a lavarse las manos con un desinfectante antes de atender. Gracias a esta práctica las muertes disminuyeron enormemente.


Sin embargo Semmelweis no logró convencer a la mayoría de los médicos sobre la importancia de desinfectarse las manos antes de atender a los pacientes. Peleo toda su vida por esta idea. Fracaso una y otra vez. Escribió decenas de cartas para que se entienda cuántas vidas se podían salvar con sólo lavarse las manos, pero no logro su propósito. Tuvo que abandonar su trabajo en el hospital. Murió solo y sumido en la tristeza.
            Poco tiempo después las ideas de Semmelweis fueron finalmente reconocidas. Los trabajos de varios científicos entre ellos Lois Pasteur, Robert Koch y Joseph Lister le dieron la razón  a aquel médico húngaro perseverante, a pesar de los fracasos.
             La ciencia es una actividad fascinante que requiere tenacidad e ingenio, como los del Coyote. Tenacidad e ingenio que les permiten, a aquellos que quieren conocer con verdadera pasión cómo es nuestro mundo, lograr algunas bellas explicaciones y a veces ayudar a mejorar la vida.

1-   A tu criterio ¿Se  parecen en  Coyote y  los científicos? ¿En qué?
2-   ¿Podrías  ubicar en qué  época de la  historia trabajó  el  Dr. Semmelweis? Relaciónalo con las  Edades  de  la  Historia.
3-   Escribe un texto  (cuento,  dialogo,  poesía,  comic, etc.) sobre  la historia del Dr. Semmelweis.


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